miércoles, 29 de octubre de 2014

Me hierve la vida


  Sé que volveré a ver pasar el tiempo
en los desengaños de la vida,
desolada en la voz
pasándole el testigo a la caverna de mi boca
en su agridulce de penas y alegrías.
Sé que volveré una y otra vez a desenterrar la soledad
que dejó la fisura de aquel sueño.
Volveré al pedregoso camino de mis húmedos ojos
en el punzante abrazo de su partida
cuando el verbo sea verso desnudado por mi labio.
No en vano, emplearé frases comunes de la vida
para gritar  y agrietar los recuerdos con euforia,
para revivirlos masticando el aire cuando salen de mi boca;
será como caer a pedazos desde mi voz con resignación
cuando el mundo en mis letras se derrumbe.
No, no es que vaya  huyéndole a la vida sin fuerza ni voluntad,
atormentada por confusiones y cataclismos;
es sólo que, ésta íntima evocación que mantengo con ella,
a veces, es una auténtica tortura de sadomasoquismo
rebuscando en la melancólica nostalgia del tiempo
cuando éste, cede entre mis manos de forma visceral.
¡Ahora, ahora también lo sabe usted, me hierve la vida!


M M

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jueves, 23 de octubre de 2014

Soliviantaré mi voz

  Soliviantaré mi voz
en el arco de tus brazos
inmolando la noche en su aliento.
Y allí, en la indulgente luz
que muere igual que nace,
cuando nos corre por la sangre el amor
en el turbado beso,
agraviaré tu boca con la palabra
en el lis de tu labio silencioso.
Acamparé en el verso,
y tú,
tú te harás amor en los repliegues de mi vida
bregando mi voluntad.



                                                                                                                                           Obra de Santigo Carbonell
                                                    

                                                                       M M
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jueves, 9 de octubre de 2014

Tengo aquí clavado un clavo

  Tengo aquí clavado un clavo
que no lo saca ni Dios.
Lo tengo tan bien clavado,
no puedo decirle adiós.

Yo tengo aquí dentro un canto
que  brega lleno de pena.
Un desconsolado llanto
que en el pecho, clama y truena.

Un clavo  llevo clavado
¡ah! dentro del corazón,
dolor que yo ya no sano,
y me enferma la razón.

Más tengo sangrando el alma,
y  este mal se hace mayor,
maldita pena que mata,
causando tanto dolor.

Tengo aquí clavado un clavo,
por más que le ruego a Dios
lo llevo tan bien clavado,
no puedo decirle adiós.

M M

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Es un placer para mí añadir estas décimas, contrapunto, como le llamamos en mi tierra, que escribió Ovidio Moré en respuesta a mis versos.



Ese clavo  que te acecha
entre verso y verso fiero
si lo tiemplas cual acero
quizás se quede en la brecha.
No está lejana la fecha
en que lo vuelvas tu esclavo,
y no valdrá ni un centavo
porque la dicha ha de darte.
No debes nunca olvidarte
que un clavo saca a otro clavo.


O. Moré