miércoles, 30 de octubre de 2013

Volverás en la hoja del sueño

Volverás en la hoja del sueño
perfumado de espliego
cuando decline la noche.
Volverás,  
me invadirá tu mirada con amor
en la voz de tus labios.
Entonces,
fusilaré mi llanto
en el paredón del sueño.
Recogerás de mí, mis deshojadas penas
desprendidas de  luto en un susurro.
Saldrá de mi boca el amor en un suspiro a tu oído.
¡Volverás!
Posarás en mis labio tus labios
en un beso de amor  imperioso.
Entonces, florecerá el gemido
anudado a nuestros cuerpos.


M M

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domingo, 27 de octubre de 2013

La Noche



   Tristes musitan las congregadas nubes.
A la noche, le han abierto una herida en el alma
y llora la Luna, por el orifico donde amanece.
Ahí, donde la vida ara con los dientes
un silencio que heredó en días de nostalgia.
Oscura, agotada sonrisa de piedra
que entre nubes turbas, presagian silencio.
Cuánto dolor vomitan sus ojos al dormir el día
esperando el sueño.
 

M M
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miércoles, 23 de octubre de 2013

En un blanco papel




Te busqué en el rastro que deja la tarde
cuando el silencio se acomoda en mi oído.
Escuché de arroyo el sonido
de tu escondido llanto  llevando tus penas.
Hoy mueres de soledad perdiendo el aliento
que edifica el sueño sin ver el camino.
Ya no importa cuánto cante  mi voz
ni cuanto en amor te amé.
Estás tan comido de agujeros en el alma
que me aúlla un vacío de tristeza al mirarte.
A veces me niego a recordar
Pero entonces sucede como hoy,
te busco en el rastro que deja la tarde
cuando el silencio se acomoda en mi oído…
en un blanco papel

M M
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jueves, 17 de octubre de 2013

De Silencio


   
Me gusta el aire que producen tus palabras
austeras en mi oído.
Crees que en silencio no producen sonido
y sin embargo, ellas van trillando mi tiempo,
ese, que en silencio comparto contigo.
 
M M

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martes, 15 de octubre de 2013

ALGO QUE CONTAR / BAAKIR




Baakir es senegalés, el mayor de ocho hermanos, algunos de ellos ya casados y con hijos, viven todos juntos en una misma casa.
Cuando salió de su país  por decisión familiar buscando un futuro se jugó la vida, además de emplear todo el dinero de la familia para pagarse un viaje en una patera que lo llevaría engañado a un paraíso.
Tiene nombre, apellido, familia y en el pueblo donde nació y creció todo el mundo lo aprecia y respeta.
Dejó todo atrás y se embarcó en el sueño de la prosperidad.
Consiguió llegar a su destino, después de varios días, en un estado lamentable, pero eso a él no le importaba, había llegado; aunque de tener nombre, apellido, familia y una nacionalidad pasó a ser un indocumentado. Pero sobre eso él seguía pensando lo mismo; había llegado y se abría ante sus ojos un futuro para su familia.
Poco a poco se fue recuperando de aquel duro viaje que hizo en una destartalada barcaza con veinte personas más en el oscuro infierno de la noche.
Después de meses y de vivir confinado en un centro de inmigrantes consiguió un trabajo.
En ese momento la construcción estaba en auge, cualquier trabajo que no quisieran otros, para él era una bendición. Trabajaba duro, al sol todo el día, pero era feliz, mandaba dinero a su familia y comenzaba a disfrutar de la amistad de sus compañeros. Las personas del  barrio donde vivía ya lo conocían, hasta los dueños de la tienda de comestibles le tenían aprecio.
La vida le sonreía y a pesar de sentir nostalgia por su familia y su país, no podía, sabía que no podía quejarse, era afortunado.
Si embrago, hoy me he fijado…hace semanas que veo a Baakir en la puerta del supermercado, me sonríe cuando cruza su mirada con la mía, pero no me había percatado de porqué estaba allí, qué hacía.
Observé que las personas pasaban por su lado cargadas con bolsas, él se les acercaba y les decía algo mientras ellas continuaban caminando y respondían con gestos. Desde la distancia supuse que pedía, pero me equivoqué.
Al pasar por su lado oí como le decía a una señora mayor “¿le llevo las bolsas hasta el coche señora?” al momento vi como la señora sujetaba las bolsas con más fuerza y negaba con la cabeza mientras continuaba su camino.
También comprobé que el gesto de Baakir no cambió, él continuó sonriendo y esperó a la siguiente persona que consideró que necesitaba ayuda con sus bolsas.
Baakir llegó de su país siendo la misma persona, pero sin papeles. Tuvo que demostrar su valía para un trabajo que otros no querían, ganarse la confianza de sus compañeros, la de sus vecinos, sólo para  volver a tener nombre y dignidad.
Pero la crisis no sólo le quitó todos sus logros sino que también lo ha hecho sentir un delincuente ante los ojos de la sociedad por la inseguridad que generan los ladrones nacidos de la pobreza en un país que vive en crisis.
Baakir sólo quiere ganarse el pan llevando bolsas de la compra hasta el maletero de un coche o hasta la puerta de una casa.


 Baakir, es senegalés.

M M (12-9-2012)

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sábado, 12 de octubre de 2013

Sobre mis pasos

Si fueras tú, para yo ser la misma.
Para quitarme mi coraza, y volverme del azul
a tus ojos con mi alma.
Acotaría el viento que azota la esperanza
dejando que se desgañite en el pasado
todo aquello que es pobre en lumbre.
Volvería del oscuro olvido
y dejaría de hablar con la pena
en este pabellón de silencio
donde tu adiós es las noche triste
que llena mi recuerdo.
Entre mis brazos nido yo te haría
y mi boca, otras mil veces tuya sería.
Si fueras tú de nuevo sobre mis pasos
dejando nueva huella.
Con aplomo vertería mis ojos sobre los tuyo
para mostrarte lo que de ti llevo en mi alma.
Lo que de ti amor, dentro de mi nuca acaba.

M M

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jueves, 10 de octubre de 2013

Algo que Contar/ Entrega


                               

El día comenzaba como todos los días, transcurría en su rutina acostumbrada y hoy no era diferente.
Las horas habían pasado sin darle un respiro cuando se encontró conduciendo de regreso a casa después de un día agotador.
La música de la radio iba tomando conciencia dentro de su cabeza y poco a poco el trabajo quedaba fuera de lugar.
Al llegar fue derecha a la habitación, dejó el bolso sobre la silla, se descalzó y comenzó a quitarse la ropa mientras iba camino del baño. Ese también era uno de los momentos más placentero. El agua, borraba los restos de la tensión acumulada durante el día.
Después de tomar la ducha y algo de cena salió como de costumbre a la terraza.
Le gustaba aquella terraza y el olor de la noche donde desaparece todo rastro de las prisas



Mientras miraba el horizonte buscando alguna estrella se sintió observada. Al bajar la mirada y girarse vio que en la terraza contigua a la suya había alguien, un hombre. Ese piso estaba cerrado hacía años. “Seguramente lo han alquilado pensó”.
Dio las buenas noches y entró. Mientras desaparecía oyó que le devolvían el saludo.
A la mañana siguiente todo fue rutinariamente igual. De regreso a casa paró en la tienda para comprar y volvió a repetir los mismos pasos que cada día, nada cambiaba su rutina o por lo menos no eran grandes cambios.
Esa noche al salir a la terraza fue ella la que observó desde el ángulo donde se encontraba detenidamente al hombre. Él no la podía ver, estaba entretenido arreglando sus flores y hablaba  o cantaba en voz baja, no podría asegurarlo.
Se irguió, paso sus manos sobre el vestido para colocárselo y avanzó decidida mientras entonaba un buenas noches. Él dio un respingo y los dos comenzaron a reír.
Ese fue el inicio de una conversación. Al despedirse le pareció que aquello apenas había durado unos minutos pero cuando miró su reloj había pasado media hora.
Esa noche al irse a la cama  pensó que era agradable tener a alguien con quien
conversar.
Pasaban los días y se sentía bien, pero este “bien” era diferente y no sabía explicarlo, sólo lo sentía.Cada noche volvía a salir a la terraza y allí estaba, como si para él también fuera natural aquel momento y aquellas horas que compartían.


Ella durante el día pensaba en ese momento donde se encontraría con él separados por el  ancho muro de la terraza, pero sin embargo tan cerca.
Hablaban de las cosas que hacían, lo que habían comido, que les había sucedido, con quién se habían encontrado… y poco a poco pasaban los meses y las conversaciones iban profundizando en sus vidas.
Cada vez hablaban más de sus sentimientos, de las incertidumbres, de los cambios… Parecía que los dos habían tomado conciencia al mismo tiempo; la vorágine del tiempo los había arrastrado como al resto de la sociedad en la que vivían. Siempre  preocupados haciéndole la vida fácil a los demás olvidándose de ellos. Poco quedaba que no supieran el uno del otro.
Poder hablar así con alguien que no cuestionara lo que sentía, porque él sentía lo mismo,  le aportaba  paz, la hacía feliz.
Hoy regresaba antes a casa, mientras conducía iba pensando que estaría bien quedar, la terraza no estaba mal, pero estaba el muro que los separaba. Pensó en un encuentro mas cercano, un paseo y tomar algo juntos. Estaba emocionada, le iba a dar una sorpresa.
Cuando salió a la terraza  no había nadie, bueno es normal, pensó, había llegado antes. Mientras se acercaba al muro vio sobre la silla de la terraza una piel. ¡Una piel humana! Un vestido de piel humana para ser exacto. Justo en ese momento cuando su cabeza daba vueltas buscando una explicación, vio una especie de mano con forma de ala tirar de la piel. Retrocedió unos pasos y atónita vio a un cuervo vistiéndose la piel e inmediatamente él cobro vida.
Él, retumbo en su cabeza.


Como pudo, casi en un ahogo entro en casa y sólo acertó a sentarse en el piso.
Todo iba muy deprisa dentro de su cabeza, no podía contener la angustia dentro de ella que explotó en un llanto desconsolado. ¿Qué pasaba? ¿Qué era aquello que estaba sucediendo? ¿Quién era esa persona que le acababa de romper el corazón?
Lloró, lloró hasta quedarse dormida pensando que quizás mañana tendría una explicación.
Pero la explicación no llegó, no había explicación.
Esa noche salió a la terraza y dejó encima del muro una caja con un sobre que llevaba  una nota en su interior;  
“Te dejo mi corazón y mis ojos, los necesitas más que yo”


M M (12-9-2012)

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martes, 1 de octubre de 2013

De quererte primavera


 De quererte primavera
en mis ojos de leche,
parpadeo soles en sendos caminos
enarbolando tu Otoño embelesada de sueños.
¡Sí! de quererte,
amaso feroces tiempos que acusadores
parodian días perdidos
en el origen de una locura.
De quererte más allá de la mirada,
manifiesto verdes huertos y flores
en alas que laten en mi pecho;
luz de antorcha, árbol que da sombra,
ligeramente postrera queriendo lo que digo.
De quererte
¡Quiéreme!  Quiéreme así,
ermitaño en mi ombligo de silencio.
De ternura crecido en mi alma.
horadando con tus manos sin sonido
 la soledad que hace sombra con el tiempo en mi camino,
flagelado de estío.


M M

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