domingo, 25 de agosto de 2013

Versos



 Cuando la tarde muere
en su luz mortecina,
el suspiro se hace débil
en la letra de mi verso.
Es silencio que se arrastra hasta el extremo.
Tinta que desciende hasta el abismo de la noche
esperando acariciar la locura
que aúlla en mis entrañas.
Un triste verso bailando desnudo
ante tus taimados ojos,
y mi dulce ceguedad.
Muros de añoranzas,
páramos de exiliados sueños
donde mi boca entera vocea tu nombre
en un amortajado verbo:
en el día, por silencios,
en la noche, desvelados por anhelos.
Fino tejido de locura
que agarro con las manos
en la osada oscuridad.
Más,
la noche sirve para confesarme
en su brebaje letárgico,
donde mis tinieblas son tus ojos de baldíos sueños.
Versos que vuelan como pájaros,
eternos de silencio.

MM

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