sábado, 31 de agosto de 2013

Te llamé



Te llamé.
Te llamé en el silencio
que bosteza rayando el horizonte.
Te llamé en la noche
clamando al cielo con mis versos.
De par en par
abrí mis brazos de Sol,
y te volví a llamar
con el fervor del diálogo callado que mantengo contigo.
Y el sonido era ausencia.
Ausencia de tus brazos, de tus ojos,
de tu boca.
Te llamé,
y mientras moría en mis ojos la noche
deshojándose en recuerdos.
En mis vacías manos,
te hacías aún más silencio.

M M
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